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miércoles, 31 de octubre de 2012

Muy sano: Pescado a la sal

¡Hola gente!

No hace demasiado que publiqué mi última receta, y aquí os traigo otra facilísima y muy sana. Se trata de cómo hacer pescado a la sal, una forma muy saludable de consumirlo, puesto que no lleva ningún tipo de aceite ni grasa.

Es una receta para pescados en ración, como pueden ser la dorada, que es la que suelo hacer, la lubina, la trucha, el besugo... Esta forma de cocción nos ayudará a guardar todas las propiedades y la jugosidad de nuestro pescado. También se usa para carnes, aunque nunca he probado.


Lo único que necesitaremos es:

  • 1 saco de sal marina gruesa (en el Carrefour venden 2,5 kilos por 90 cent.)
  • 1 ó 2 piezas de pescado, que tengan espacio en una bandeja de horno (yo lo voy a explicar con una dorada)
Cogemos la pieza de pescado fresco, y si no está limpia de entrañas la limpiamos, sin quitarle la cabeza ni nada. Mientras, ponemos el horno a precalentar a 200º C por ambos lados.
Preparamos una bandeja de horno a la que le pondremos papel de aluminio en el fondo para ensuciar menos. Ponemos una fina capa de sal, como si fuera una cama para el pescado.
Ponemos encima nuestro pescado limpio y no demasiado húmedo. Aquí, antes de poner el pescado, eché tomillo sobre la cama de sal para aromatizar un poco.
 Resultado hasta el momento.
Podemos añadir un poco más de tomillo en la superficie del pescado. Después, lo enterramos totalmente sal. Introducimos en el horno a media altura aproximadamente.
Ya tenemos a nuestro bicho bien enterrado y preparado para coger calorcito.
Lo dejamos en el horno unos 35-40 min. (más si nos gusta tostaíto) a 200 grados. Cuando haya pasado ese tiempo, sacamos la bandeja al fregadero de nuestra cocina, y con ayuda de un cuchillo empezamos a desprender la sal, poco a poco, porque el calor la habrá compactado.
Y cuando tengamos nuestro pescado limpio de sal, ¡ya estará listo para comer! 
Aspecto del pescado salido de la montaña de sal.

 En la foto (en la medida en la que lo permite la cámara de mi móvil) podemos ver lo jugoso que queda el pescado.


Como habréis visto, es una receta facilísima, en la que no manchamos nada, y, además, muy muy sana. Quizás, el único inconveniente sea que el pescado fresco no suele ser barato. Una dorada de un tamaño aceptable podríamos encontrarla en las grandes superficies por un precio de entre 3 y 4 euros.

También comentar que aunque se utilice muchísima sal, el pescado no absorbe casi nada de ella. En cierto modo, el pescado quedará un pelín soso en principio. Yo siempre reservo un poquito de sal de la cocción para aderezarlo un poco cuando me lo voy a comer.

Con este tipo de recetas no tenéis excusa para no comer pescado.


Volveré pronto.
¡Un saludo a todo el mundo!

miércoles, 17 de octubre de 2012

Secreto ibérico en salsa de champiñones. ¡Muy rico!

¡Buenas tardes a todos!

Hoy os traigo una receta un poco más elaborada de lo que viene siendo común en mi blog. No por eso es complicada, pero tiene ciertos pasos que pueden resultar un poco pesados si no se está acostumbrado a cocinar.

Antes de todo, voy a comentaros un par de cosas sobre los ingredientes que considero importante, porque, normalmente, al oír ibérico, se suele pensar que la receta va a salir excesivamente cara. Es más, ni mucho menos es cara. Ayer la hice para aproximadamente unas cuatro personas, y todos los ingredientes no salieron por mucho más de 14 €.

1ª recomendación:
La carne de cerdo ibérico se puede encontrar en ciertas superficies comerciales por aproximadamente 8 €/kg. Y no porque sea barata tiene mucha menos calidad que otras. Las veces que la he comprado he quedado bastante satisfecho. El tipo de carne puede variar: ayer usé lagarto ibérico, que viene en tiras y que quizás tenga demasiada grasa para este plato, así que mejor presa o lomo. También existe la opción de usar carne no ibérica, para lo que recomendaría solomillo. Para quien le interese más, os dejo una web para conocer las partes del cerdo.


2ª recomendación:
Los champiñones son los encargados de darle el toque de sabor a la salsa, por lo que son una parte importante. Yo doy dos opciones: la pro, champiñones frescos laminados, o la cutre, los de lata en conserva. La diferencia de precio es más bien poca, pero si quieres economizar existe esa opción.

3ª recomendación:
Los supermercados suelen darnos dos tipos de nata para cocinar: la ligera y la común. Si usamos la ligera el plato tendrá menos cantidad de grasas, pero la salsa final tiende a no quedar homogénea. Con la nata normal, el plato tendrá más calorías por el aporte de grasas, pero el resultado será más apetitoso.


Las recomendaciones son simplemente para que sepáis que existen variantes. Yo voy a pasar a explicaros cómo hice yo la receta. Necesitaremos para 4 personas:
  • 1 kg de presa ibérica
  • Una cebolla grande (yo usé una bolsa de cebolla congelada ya cortada)
  • Champiñones laminados, unos 250 gr.
  • 1/2 litro de nata para cocinar
  • Pimienta en grano
  • Aceite de oliva
  • Caldo de pollo (los que vienen en bricks valen)
  • Vino blanco
  • Sal
Empezamos calentando el aceite en una sartén amplia o cacerola (importante que sea bien antiadherente), llenando el fondo, como si fuéramos a hacer un sofrito, a fuego alto. Cuando esté suficientemente caliente añadimos los filetes, los salpimentamos, y esperamos hasta que se doren y queden sellados.
Los sacamos a un plato cuando estén en su punto sin quitar el aceite, y añadimos la cebolla, picada muy finamente a la sartén, bajando un poco el fuego. Cuando falte poco para que empiece a tomar tono dorado, añadimos los champiñones. Echamos un puñado de pimientas en grano y sal. Nos ayudamos con una cuchara de palo para que los ingredientes se hagan por igual.
Al rato, cuando tome color, volvemos a unir los filetes a la mezcla para que se vayan impregnando del sabor del sofrito. Pasados un par de minutos, sumamos una taza generosa de vino blanco y otra de igual manera de caldo de pollo, intentando que la mayoría de los filetes queden cubiertos por el líquido.
Dejamos unos 15 min. a fuego medio, hasta que se rebaje el alcohol y espese un poco. Entonces, volvemos a retirar los filetes y añadimos la nata mientras removemos hasta conseguir una mezcla homogénea.
Foto de ese preciso instante. ¡Con delantal para la ocasión! jajaja...
Esperamos a que la mezcla reduzca y quede una textura ligeramente cremosa. Cuando vaya llegando ese momento, volvemos a incorporar los filetes para que también tomen un toque suave a nata. Probamos y rectificamos de sal.
Tras 5 minutos a fuego medio para que se asiente todo, ya tendremos lista para comer nuestra receta. Os pongo un par de fotos de las dos veces que la he preparado:
Primera vez, con cabeza de lomo ibérica (no demasiada grasa) y nata para cocinar normal.
La textura de la salsa está bastante conseguida. 

Segunda vez, con lagarto ibérico (nivel de grasa apreciable) y nata para cocinar ligera.
Pierde en la textura por ser más difícil de emulsionar.


Resumiendo, esta ha sido una de esas recetas de las que he aprendido bastante a seleccionar qué ingredientes convienen más o menos para que el resultado final sea uno u otro, cosa que valoro mucho porque así es como se mejora.

Por lo demás, habéis visto que la receta no es demasiado difícil ni cara, pero que tiene el inconveniente de tener que poner y quitar los filetes hasta tres veces si se quiere que guarden el suficiente sabor original y textura. Si nos pasamos de tiempo de cocción para los filetes, pueden acabar más como un guiso de carne que como lo que pretendo que sea, una carne acompañada de una salsa. Lógicamente, podemos no retirar nunca los filetes de la sartén para ahorrarnos trabajo, pero el resultado será distinto y se perderá la esencia de la receta.

Ya, para acabar, darle las gracias a la señorita Aida León, que ayer estuvo echándome una mano en la cocina, y se agradece porque así la verdad es que se ahorra bastante tiempo.


Un saludo a todos.
¡Que tengáis un buen resto de la semana!

miércoles, 10 de octubre de 2012

¡Estamos de vuelta con un Adobo para Carnes!

¡Hola de nuevo a todos!

Tras un tiempo desconectado del proyecto, vuelvo con intención de quedarme para que, sobre todo, los estudiantes, tengáis nuevas ideas para este comienzo de curso comáis platos fáciles y ricos.

Hoy os voy a dejar una fórmula para darle a vuestros platos de carne un toque diferente. Un adobo de los de siempre, muy típico en España, que convertirá vuestros filetes de siempre en algo mucho más gustoso. Aconsejo usarlo con alitas de pollo y chuletas de aguja de cerdo.


 Para un kilo de alitas de pollo, lo ingredientes necesarios son:

  • 1 kilo de alitas de pollo
  • Vinagre de vino (del que tenemos todos en casa)
  • Pimentón (en principio dulce, pero se puede echar picante también teniendo en cuenta lo que supone)
  • Orégano (bastante cantidad)
  • Una cabeza de ajo
  • Sal
  • Agua
  • Pimienta en grano

Para empezar, pelamos los ajos y los añadimos a un mortero (o recipiente que nos permita machacarlos con algún utensilio, como puede ser un plato hondo y una botella de vidrio).
Pasamos a echar junto con los ajos, entre 4 o 5 cucharadas de pimentón, otras 3 o 4 cucharadas de orégano, y una cucharada de sal gruesa.
Comenzamos a moler a la vez que vamos aportando vinagre a la mezcla. No es necesario que quede homogéneo, lo importante es que los ingredientes queden bien troceados y esparcidos. Y la cantidad de vinagre debe ir siendo la suficiente para que podamos esparcir los ingredientes con facilidad.
Cuando el potingue esté listo, tomamos un recipiente grande de tipo olla o tupper. Agregamos las alitas en el recipiente, junto con una generosa cantidad de sal (puesto que al fin y al cabo, el resultado final es un macerado) y la pimienta en grano también en buena cantidad (un par de cucharadas soperas, menos si hemos usado pimentón picante). Unimos la mezcla del mortero al recipiente, y vamos añadiendo vinagre al mortero para extraer los ingredientes que queden fijados en su superficie interior, ayudándonos del machacador.
Si el resultado de lo anterior no cubre de líquido al menos hasta la mitad de las alitas, añadimos un vaso de vinagre junto con una cucharadita de café de pimentón dulce y otra de orégano hasta que esto suceda. Llegados a ese momento, rellenamos de agua hasta que cubra.
Mezclamos bien con ayuda de las manos, lo tapamos, y reservamos en el frigorífico al menos 4 horas como mínimo, y no más de un par de días, si no las alitas tomarán demasiado líquido.
Pasado el tiempo, podemos comerlas a la plancha, pero como más buenas están es en la barbacoa sin duda. Os dejo una foto previa a pasarlas por la barbacoa, aunque yo usé contramuslo deshuesado.

Y aquí otra foto de una vez que hicimos la receta en una barbacoa, aunque se nos fue la mano con el tiempo que estuvieron en el fuego, pero aún así estaban buenas, os lo aseguro.



Espero que os haya gustado la idea. Sobre todo, para los estudiantes y gente con poco tiempo, que suelen comprar las bandejas de filetes o chuletas, viene muy bien para adobarlas y congelarlas. Y los ingredientes los tenemos todos en casa, y son de los más baratos que venden en el supermercado, así que no tenéis razón para no ponerla en práctica.

Y lo dicho anteriormente: a la plancha están buenas, a la barbacoa mucho mejor. Podéis quedar muy bien llevando un arsenal de chuletas con un rico adobo hecho por vosotros mismos. Os vale para carnes como pavo, pollo o cerdo, pero !también para pescado blanco!

Espero que sigáis enganchados al blog y os pueda aportar muchas ideas a la hora de alimentaros. Intentaré pasarme de vez en cuando para dejar entradas nuevas.


¡Saludos a todos!